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Un cumpleaños con un vino especial

Ayer fue mi cumpleaños, sí señores y señoras…, y demás lectores. Nací un 31 de octubre, la noche de las brujas (buenas, eso sí), la víspera de todos los santos…. Y en este mundo, cada vez más globalizado, puedo decir que el día de Halloween….

Para mí, la fecha en la que uno nace, es muy, pero que muy, importante. Por tanto, me encanta celebrarlo. Desde pequeñita tuve la suerte de que mi madre, Marisol Rubio, me preparaba unas fiestas con el mimo, la entrega y el cariño que a ella le ha caracterizado siempre, o sea muy especiales. Unos  años lo celebré en Villanueva de Alcardete, en mi casa de la calle Goya, en esa cocina de patio tan especial y donde tanto hemos jugado las amigas del colegio… otros años tocó hacerlo en el pueblo de los abuelos, en Saelices, donde mi abuela Pilar y su amiga Rosa me preparaban un chocolate con papartas que quitaba “el sentio”. Maravillosos años aquellos…

Mis 30 tacos los homenajeé en mi casa de Madrid, ¡fiestón de amigos por todo lo alto!. Recuerdo sonar el timbre… abrir y encontrarme con un mensajero que traía un enorme ramo de rosas rojas… nunca olvidaré ese momento, las lágrimas de emoción recorrían mis mejillas ¿Qué de quién eran? Pues eran de mi madre, y de mi padre claro, seguro que idea de la primera, ella siempre tan detallista, y con la aprobación y  la alegría del segundo. El que por entonces era mi novio me había regalado un Maurice Lacroix de 2K (dos mil eurillos vaya) precioso, y que aún lo mantengo con cariño, pero nada comparable a esas rosas de mamá. Marisol Rubio sabe sorprender,  llegar en el momento oportuno.

Para los 40 alquilé un local en pleno centro madrileño, junté  a toda la gente querida, a los que me han acompañado en lo bueno y en lo malo, “a los de verdad” y disfruté mucho,  muchísimo… photocall, atrezzo, comida, bebida, música, camareros guapísimos… momentazos de risas…  Miro y escucho, una y otra vez, el video post fiesta que me hicieron porque me encanta ver tanta cara amada, y rememorar esa noche tan bonita… Un cambio de década especial, que culminó con un viaje maravilloso a Manila y a las islas Bohol y Palawan en Filipinas.

Ayer fue mi cumple con un sueño cumplido, el de brindar con el vino de Bodegas Marisol Rubio. Esta vez quise celebrarlo en la intimidad, con mi familia, y con seis amigos a los que convoqué en mi nueva casa. Precioso momento, al que estoy muy agradecida. Impresionante vibración, como no podía ser de otro modo, cuando te rodeas de buena gente. Gracias Almu, María, Pedro, Bego, Eva y Enma por compartir conmigo vuestro tiempo y vuestro afecto. Por hacer ese hueco, para estar a mi lado y festejar la entrada a los cuarenta y dos, una cifra que promete, y que no ha podido tener mejor vibe a vuestro lado.

Añado el lujo de brindar con el vino CIMA de Bodegas Marisol Rubio, ese blanco seco 100% Pedro Ximénez, que entra fácil, y sin embargo persiste en boca como pocos, lo saben hacer, con un post gusto que no deja indiferente, que agrada y le hace especial.  Un maridaje que acompañé con una rica ensalada aderezada por el aceite de oliva virgen extra de Bodegas Marisol Rubio, un coupage maravilloso de arbequina, cornicabra y picual. Además hubo sushi, embutidos y quesos manchegos, una exquisita tortilla de cebolla caramelizada (como alabamos a la autora!!), tabla de patés, croissants salados, crudités, hojaldre de chocolate, y una jugosa tarta de zanahoria.

Todo muy en línea con la buena gente, con el amor y la inteligencia. Una noche donde compartimos y disfrutamos. Donde junto con la filosofía de Bodegas Marisol Rubio primamos calidad por encima de todo. 

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Piedad Garrido

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